Dedicada a Santa Eulalia, su primitiva fundación data del año 912, fecha en la que Fruela II, hijo de Alfonso III, la dona a la iglesia de Oviedo. De la primitiva construcción no queda nada, al destruirse por completo para levantar el templo actual entre 1873 y 1879.
Conserva en su interior los excelentes retablos barrocos de la anterior iglesia. Destacan la imagen de Santa Eulalia y el templete del ático; éste de influencia rococó. Coetánea de los retablos es la puerta de entrada, junto a la que se encuentra un bellísimo Vía Crucis.
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