Si queremos ofrecer un bonito paseo por Luarca a los invitados a nuestra boda, en el barrio de El Cambaral tendemos una vista privilegiada de la villa. Aquí se sitúan el Faro de Luarca, la Ermita de la Atalaya, el Cementerio y la Mesa de Mareantes, entre otros.
En esta mesa se reunía el primitivo concejo de la Villa, y despues el nobilísimo gremio de mareantes y navegantes de Luarca, y desde aquí se rigieron durante más de ocho siglos los destinos de nuestra gente del mar.Está acompañada de 15 mosaicos policromados, junto al antiguo fortín de vigilancia, que representan la historia de la Villa.
En esta mesa se reunía el primitivo concejo de la Villa, y despues el nobilísimo gremio de mareantes y navegantes de Luarca, y desde aquí se rigieron durante más de ocho siglos los destinos de nuestra gente del mar.Está acompañada de 15 mosaicos policromados, junto al antiguo fortín de vigilancia, que representan la historia de la Villa.
En la Mesa de Mareantes, entr otras cosas, se decidía democráticamente si se salía o no al mar en los días de mal tiempo.
Según reza el mural (situado en la actual rula):
Una de las más curiosas costumbres del viejo gremio, era la manera de decidir si salía o no a la mar en los días de tiempos dudosos. Si no había acuerdo previo entre los patrones de las embarcaciones, se adoptaba la decisión por medio de votos de una forma muy peculiar y democrática: En uno de los extremos de la mesa se pintaba, en esquema una lancha y el otro una casa. Del lado de la lancha se ponían los partidarios de ir a la mar y del de la casa los de permanecer en puerto. Si eran mayoría los primeros, cada uno podía hacer lo que mejor conviniese, salir o quedarse. Pero si la mayoría era de los segundos, se prohibía terminantemente salir a la mar.